Cuidar y dejarse cuidar

Acabo de leer el libro Cuidarnos de Isabel Sánchez (Espasa, 2024) y me ha gustado. Está bien documentado, recoge diversos testimonios, hace pensar y permite aprender. Se trata de un trabajo que se apoya en la observación de experiencias reales —la de la propia autora y la de otros— seguida de una profunda reflexión. Lo que quiero decir es que, a mi modo de ver, este volumen no se limita a ser una mera especulación (concluir desde una base con conocimientos insuficientes). El conocimiento sobre una actividad surge de la experiencia y la reflexión posterior.

«Cuidar no es solo sanar» escribe esta autora (p. 102). El verbo «cuidar» tiene distintas facetas o connotaciones: cuidarse uno a sí mismo, dejarse cuidar por otros, cuidar a los demás, etc. El libro de Isabel Sánchez presenta, entre otros, esos tres aspectos de la palabra «cuidar». Pero aquí en este post lo que yo quiero destacar son dos características propias de todo ser humano que esta autora aborda para mostrar que cuidar es una actividad o tarea imprescindible en la vida de toda persona, y no solo —que también— en el comienzo de la vida (cuando se es un bebé o un pequeño) o en el tramo final de ella (cuando se es un mayor o un anciano). Estas dos características del ser humano son la «fragilidad» que significa estar expuesto a la rotura y la «vulnerabilidad» que significa ser susceptible de ser herido. Ambas circunstancias requieren cuidados. No basta con profesionalizar las tareas del cuidado, pues «la labor de cuidar nos compete a todos» (p. 103) y «requiere una fortaleza extraordinaria» (p. 57).

Comprender y aceptar estos dos caracteres identitarios del ser humano (fragilidad y vulnerabilidad), por lo tanto, contar con ellos, es primordial para desarrollar un buen cuidado a los demás y a uno mismo.  Quizá sea ese el quid o la cuestión más importante del cuidado de las personas, tarea que tanto preocupa a muchos en la sociedad actual sin reemplazo generacional. Cuidar es una tarea de amor al ser humano; es «un camino de crecimiento común, dentro y fuera de la familia». ¡Nos hace mejores personas! Tanto «a las que reciben los cuidados como a las que los prestan». Por lo tanto, cuidar redunda en la «sostenibilidad de la humanidad» (pp. 117-119). «Solo en un contexto de cuidados [familiar, de amistad, profesional] —afirma Sánchez— puede aflorar lo mejor de nosotros mismos» (p. 125). Cuidar y autocuidarnos «implica aprender a mirar el mundo de un modo humanizante» (p.190).

Fotos: Unsplash

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